Avergonzado, ridículo, estúpido
por imaginarme de novio vestido
sólo por el roce de tus anillos
con mis enamoradizos nudillos
en aquella estrecha acera
donde los dos no cupimos;
dedicado desde la torpeza,
tu completo desconocido.
No seas yo.
Avergonzado, ridículo, estúpido
por imaginarme de novio vestido
sólo por el roce de tus anillos
con mis enamoradizos nudillos
en aquella estrecha acera
donde los dos no cupimos;
dedicado desde la torpeza,
tu completo desconocido.