Se imaginan que somos los juguetes de un dios que aún va al parvulario, protegiéndonos de otro niño-dios al que le quemó sus muñecos de dinosaurios.
Sólo poeta. No seas yo.
Se imaginan que somos los juguetes de un dios que aún va al parvulario, protegiéndonos de otro niño-dios al que le quemó sus muñecos de dinosaurios.